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LA RENDICIÓN DE BREDA - Diego Velázquez
(Óleo sobre lienzo, barroco, siglo XVII)
En el año 1625, despues de la derrota de los holandeses, las tropas españolas tomaron la ciudad de Breda.
Diez años después de este acontecimiento, Velázquez pintó el cuadro “ La rendicion de Breda”. Esta obra es una de las doce en las que presentó el triunfo de las fuerzas armadas de Felipe IV. “La rendición de Breda” es la la más famosa pintura histórica de todas las situadas en la sala real en el palacio Buen Retiro en Madrid.
En este cuadro, a la derecha, tras el caballo, podemos ver las tropas españolas, presentadas como hombres con experiencia y a la izquierda vemos los holandeses, unos hombres jóvenes e inexpertos.
Además hay una gran diferencia en el tipo de vestir – los derrotados tienen trajes muy modestos y los vencedores están vestidos de uniformes elegantes.
En el centro del cuadro podemos ver dos personas muy importantes : a la derecha Ambrosio de Spinola y a la izquierda Justino de Nassau . Nassau esta entregando las llaves de la ciudad de Breda al Spinola y hace reverencia– es el símbolo de de la rendición. El comportamiento de general español es muy distinguido. Spinola se inclinó y puso la mano en la espalda de Nassau, impidiéndole humillarse. Este gesto es muy noble por su parte.
La ciudad de Breda está en el fondo de cuadro y no está bien visible. Detrás de los holandeses hay mucho humo gris, lo que se puede comprender como el signo de la derrota, pero también es el efecto de la batalla. Las lanzas espanolas levantadas significan el triunfo y la disicplina de las tropas. Además provocan que el paisaje le vemos como el segundo plano. Algunas lanzas inclinadas dan la impresión de movimiento. Detrás de Justino hay unos soldados, entre los cuales hay un desorden. El caballo español, al que vemos por su parte trasera, es como el reflejo del espejo del caballo holandés, al que vemos sólo su cabeza.
La obra “Rendición de Breda" es muy realista, lo que es típico para la pintura de Velázquez, al igual que la tranquilidad y sosiego. No hay muertos ni sangre.
A Velázquez - el pintor barroco - le gustan la composiciones de colores sobrecargados, de formas curvadas, de fuertes contrastes de color y de luces y sombras. En la obra hay muchos pliegues en los vestidos, pelos, botas y foulards, sombreros... También hay texturas diferentes de los tejidos: lana, bordados, gasa, seda, ante etc. Como siempre Velázquez juega con la luz. El colorido de este cuadro es especial. El ocre y el pardo son los típicos colores de la paleta de Velázquez, pero aquí aparecen además unas aportaciones vivas con los verdes, carmines, azules y blancos.