streszczenie

Temat przeniesiony do archwium.
Un museo sobre la historia impositiva en un edificio que, a principios del siglo XX, era el hotel más caro de Buenos Aires. Otro construido según la geometría de la obra de Xul Solar, el artista al que está dedicado. Una escuela con 300 obras de arte que ofrece visitas guiadas por sus propios alumnos. Y hasta un museo de urología.

Estas son sólo algunas de las curiosidades que pueden descubrirse en los 129 museos porteños. Se trata de propuestas ajenas al circuito tradicional, que se destacan porque exhiben colecciones raras, por su valor histórico o por su arquitectura.

Como el Museo Histórico de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), consagrado a la historia de los impuestos. Nacido de la fusión de los museos de la DGI y de la Aduana, expone desde alambiques para fabricar alcohol ilegal incautados en operativos hasta un baúl que se usaba para recaudar impuestos en el siglo XIX. "Hay sólo otros tres museos como éste en Tokio, Bruselas y Jerusalén. No es un museo aburrido porque muestra que detrás de los impuestos hay personas", sostiene su director, Gabriel Miremont.

Una de las mayores atracciones de este museo es el edificio que lo alberga: entre 1910 y 1925 era el Hotel Majestic, donde entre otros se alojaron el arquitecto Le Corbusier, el primer ministro francés George Clemenceau, Antoine de Saint Exúpery y el bailarín Vaslav Nijinsky.

Para conocer más sobre la vida económica del país, muy pronto se podrá visitar otro museo clave: el de la deuda externa. Estará en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) y tendrá salas dedicadas a la historia de la deuda y a los intentos truncos para investigar su origen. Ya funciona allí un centro de documentación.

Los interesados en la historia y la política disfrutarán de la casa de Alfredo Palacios, que invita a conocer la austera intimidad del líder socialista. El ex legislador jamás fue propietario de esa casona de Charcas 4741, donde vivió desde 1894 hasta su muerte, en 1965. Siempre la alquiló: poseerla hubiera ido en contra de sus principios. "Incluso se negó cuando el dibujante y director del cuerpo de taquígrafos del Senado, Ramón Columba, quiso organizar una colecta pública para comprársela", cuenta Mario Salomone, presidente de la Fundación Alfredo Palacios, que adquirió la vivienda en 1967 para convertirla en museo.

Actualmente, la casa mantiene el mismo espíritu que cuando la habitaba Palacios, con su dormitorio, casi monacal. Y esa biblioteca con 20.000 volúmenes y una gran mesa donde, todos los mediodías, él disfrutaba el humeante puchero que le preparaba su ama de llaves, Amelia Gándara.

También hay un busto del político hecho por Rogelio Yrurtia como agradecimiento. Es que en 1942, el Senado aprobó un proyecto de Palacios, por el que el escultor transfirió al Estado su casona de Belgrano para transformarla en museo. Así pudo conservarla mientras vivió. Fue abierta como museo en 1949, ocho meses antes de la muerte de Yrurtia.

Otro escultor cuya casa-taller se convirtió en museo es Luis Perlotti (1890-1969). Está en Caballito y reúne 900 piezas del artista, la mayoría de inspiración precolombina. Por algo Ricardo Rojas (1882-1957) lo llamaba "el escultor de Eurindia", un neologismo inventado por el escritor que cruza los términos Europa e Indias. La casa de Rojas, levantada en 1930 en estilo "euríndico" y muy parecida a un palacio altoperuano, también es un museo.

A la vuelta de la casa de Rojas está la de Xul Solar (1887-1963). Allí el artista favorito de Borges vivió desde 1928 hasta que murió. A fines de los 80, el edificio —en realidad tres casas pegadas— fue remodelado como museo por el arquitecto Pablo Beitía. La obra se inauguró en 1993 y sorprendió con entrepisos suspendidos en el aire, rampas y escaleras. Su extraña geometría parece salida de un cuadro del propio Xul.

Otra propuesta original es la Escuela Museo General Urquiza. Abierta en 1818 y en el mismo edificio desde 1895, tiene 300 pinturas y esculturas figurativas donadas por artistas como Raúl Soldi y Guillermo Roux. El primero en ceder un cuadro, "Hora azul en La Boca", fue Quinquela Martín en 1963, según cuenta el ex director de la escuela y fundador del museo, Cayetano Sciarrillo. A pedido, los alumnos de 7º grado ofrecen visitas guiadas.

Otros museos son peculiares por los objetos que exponen. Como el Museo Argentino del Títere, creado en 1983 por las titiriteras Sarah Bianchi y Mane Bernardo. No tan inocente es la colección del Museo de Armas de la Nación, que ofrece 17 salas dedicadas a la industria de matar. Más inofensivo es el Museo del Papel La Villa, con sus libros en miniatura y viejas prensas.

La medalla a la colección más insólita se la merece el Museo de Urología. Fundado hace 15 años por el urólogo Ricardo Medel, ahora es continuado por su hijo, también especialista. A través de 200 instrumentos y 300 libros, se resume la historia de la urología. No es extraño que sólo sea visitado por médicos: causa impresión imaginar por dónde se introducían esos intrincados uretroscopios y separadores de orina.

Moze ktos bylby tak wspanialomyslny i napisal biednemu czlowieczkowi streszczenie tego artykulu? baardzo proszee...
Ludzie to sa czasami tacy zabawni...:), a jacy leniwi...
a jak można przetłumaczyć na polski wyrażenie z tego tekstu:

"incautados en operativos" ?

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