Sotanas pecadoras

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Sotanas pecadoras

Polonia, el país más católico de Europa, asiste con estupor a un nuevo escándalo de pederastia en la Iglesia. El acusador es un fraile dominico, Marcin Mogielski; el acusado, el padre Andrzej, un cura responsable de un centro de asistencia para menores de familias desestructuradas en Szczecin, noroeste de Polonia. La jerarquía eclesiástica, y los sectores más conservadores de la sociedad, se han puesto de parte del acusado.

Según la denuncia, aireada por el diario 'Gazeta Wyborcza', el padre Andrzej se aprovechó de su situación para abusar sexualmente de cuatro menores entre 1992 y 1995, y una de las presuntas víctimas es el dominico Mogielski. Al parecer, los profesores de los menores avisaron al obispo de Szczecin, Stanislaw Stefan, de lo que sucedía en el centro, pero el prelado hizo la vista gorda y protegió al acusado. El obispo y el acusado sostienen que no hubo abusos, pero la Fiscalía ha abierto una investigación.

No es la primera vez que la Iglesia católica polaca se ve salpicada por casos de abusos sexuales contra menores. El Jueves Santo del 2002, el Vaticano obligó al arzobispo de Poznan (este de Polonia), Juliusz Paetz, a dimitir, porque estaba acusado de abusar sexualmente de jóvenes seminaristas. El escándalo conmocionó a los polacos porque fue desvelado por un diario, pero otros casos similares han sido silenciados.

Frente a la conducta intachable de muchos sacerdotes, planea la sospecha de que los delincuentes sexuales suelen estar protegidos por algunos obispos y cuentan con el apoyo de sectores muy conservadores. Estos niegan los hechos o los atribuyen a campañas de desprestigio contra la Iglesia de la izquierda postcomunista, los judíos y ciertos medios.

Dos países en uno

El ultraconservadurismo sigue gozando de buena salud en Polonia, y cualquier intento de romper con las tradiciones religiosas y sociales es visto por muchos polacos como una afrenta a sus valores esenciales. «El catolicismo, las tradiciones y el patriotismo son nuestros principales pilares», asegura la socióloga Agnieszka Dobrzynska.

País maltratado por la historia, Polonia tiene un alma moderna y europeísta, pero otra reaccionaria. La Polonia conservadora corresponde a las zonas rurales más desfavorecidas y a las ciudades pequeñas y medianas, y las personas mayores y con poca instrucción son sus principales protagonistas. Desconfían de la modernidad, ven en los alemanes y los rusos enemigos irreconciliables, detestan a los judíos, recelan de los extranjeros y no admiten la menor crítica a la Iglesia.

«La inmensa mayoría de los polacos son conservadores y antisemitas», afirma el director de la edición polaca de 'Le Monde Diplomatique', Stefan Zgliczynski. Michal Kozkowski, profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de Varsovia y director de la revista 'Bez Dogmatu', matiza la afirmación del periodista y se declara optimista sobre el futuro de Polonia, porque «es un país dinámico y en plena transformación, donde mucha gente ha dejado atrás el pasado».

Los datos parecen darle la razón a Kozkowski: Polonia es el país menos natalista de Europa, a pesar de los llamamientos de la Iglesia a procrear y multiplicarse. El 50% de los polacos no va a misa los domingos, según datos del Episcopado polaco, y el divorcio y el aborto son una práctica tan común como en el resto de la UE.





la realidad supera a la verdad (religiosa)...

Desconfían de la modernidad(...)detestan a los judíos, recelan de los extranjeros y no admiten la menor crítica a la Iglesia.

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